martes, 28 de diciembre de 2010

DE VUELTA.

Ya he vuelto, Leónidas está lo suficientemente curado como para empezar la batalla, aunque todas las capas de piel tardarán más de tres meses en regenerarse.

Hoy he sacado un triatlón urbano. Me encanta las posibilidades que me brinda mi nueva compañera, mi fixie!!!!.

El principal enemigo del deportista popular es el tiempo, y para el triatleta el tritiempo!!!!, si ya cuesta dedicarse a una cosa, el acumular en las tres disciplinas requiere de dotes de malabarista.

Pues hoy me he sacado de la manga un entreno combinado sin perder ni un minuto en desplazamientos, ni cambios, ni coche ni historias. De la oficina a la piscina sobre la fixie, a los 20 minutos de salir de la oficina ya estaba en el agua, la ventaja de no tener que aparcar… Estreno aletas y tabla para centrar trabajo en patada, finalmente 1.150 metros con mucho de piernas y bastante de técnica. Me cambio y subo un momento al gimnasio para hacer mis ejercicios para las rodillas (hay que seguir con ellos!!!) que luego me da pereza. Vuelta a coger la fixie y 16 KM urbanos.

El piñón fijo no perdona, no se puede dejar de pedalear en ningún momento, no hay opción, no hay desarrollos, tienes lo que tienes, así que en llano consigues un pedaleo suave con una cadencia muy buena, en bajada metes toda la cadencia que puedas al estilo dibujo animando prácticamente, y en subida te retuerces. Semáforos, coches, para, arranca, acelera, frena, sube, baja, muy divertido y ciertamente exigente. Además, si una cosa tiene Terrassa son cuestas, y si no venir a correr su medio maratón y veréis.

El trabajo con la fixie es brutal: cadencia, fuerza y un trabajo excéntrico bestial para reducir velocidad y frenar. En cuanto a frenar, llevo freno delantero que ayuda a reducir mucho y a partir de ahí a retener con los pedales, pero lo de derrapar en plan mensajero neoyorkino entre los taxis de momento no hay forma. Sobre tierra o en el parking de casa más o menos, pero en asfalto no clavo la rueda ni por asomo, brutal la inercia que lleva la rueda y la fuerza que hay que hacer para derrapar.

Bueno, pues los 16 KM han sido de camino (un poco alargado…) a las pistas de Can Jofresa. Ato la bici y a correr, 4 KM con 2 cambios de ritmo. Para rematar, otros 5 KM en bici de vuelta a casa y prácticamente todo en subida.

Seguro que este no es el último tri urbano que hago, es perfecto, no se pierde ni un minuto, se trabaja duro y se suma que es lo que se trata.

Judith se recupera del esfuerzo velocípedo del domingo, ayer un rodajito y hoy unos 200 a buen ritmo.

Mañana más, mis Leónidas me piden marcha!!!.

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